Claves semanales del 19 al 23 de mayo de 2025
20 de mayo de 2025
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Durante los últimos días, los mercados financieros vivieron una auténtica montaña rusa de expectativas, temores y alivios. Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, que habían alcanzado niveles extremos, dieron paso de forma inesperada a una distensión significativa. Este giro tuvo un impacto inmediato en los mercados: la volatilidad cayó en picado, los activos estadounidenses se apreciaron y los temores de una recesión global inminente comenzaron a disiparse.
Monitor de mercado


El pacto arancelario entre Estados Unidos y China, aunque aún no definitivo, reemplazó un escenario de bloqueo comercial virtual por uno de tarifas significativamente más moderadas. Aunque se mantuvo un aumento notable respecto a principios de año, el nivel final de los aranceles —de entre 10% y 30%— representó un alivio frente al 145% impuesto recientemente por Estados Unidos y el 125% por parte de China. Esta reducción sustancial no solo reanimó a los inversores, sino que permitió volver a plantear un escenario macroeconómico más benigno tanto para EE. UU. como para la economía global.
Obviamente, las probabilidades de recesión económica en Estados Unidos han disminuido con la tregua arancelaria, facilitando la actual postura prudente de la Reserva Federal. Sin embargo, los datos que conocimos esta semana reflejaron una economía que aún crece, pero de manera desigual y con signos de fatiga en el consumo y fragilidad industrial. Estos datos de actividad más débiles, junto con una inflación en clara retirada, apoyan la expectativa de que la Fed retome en la segunda mitad del año su ciclo de recortes de tipos. No obstante, los miembros del banco central habrán recogido con inquietud los datos de inflación esperada por los consumidores en un rango entre los cinco y los diez años, publicados el pasado viernes por la Universidad de Michigan, que subieron al 4,6%, niveles que no se veían desde principios de los años 80 y que podrían constituir una señal de alerta en relación con el anclaje de expectativas.
China, por su parte, se beneficia de este alivio comercial con una previsible mejora en sus exportaciones, en un momento de especial necesidad, dada la fragilidad del consumo interno, muy afectado por el deterioro acelerado del mercado inmobiliario. Asimismo, el acuerdo reduce la urgencia de las autoridades económicas para desplegar estímulos que contrarresten el efecto de los aranceles.
En Europa, la mejora es más tenue. La región continúa bajo la sombra de una posible recesión técnica. El acuerdo comercial con Estados Unidos sigue siendo incierto y las negociaciones apenas han avanzado. El riesgo de que los aranceles vuelvan a aumentar en julio, tras el fin de la pausa de 90 días, persiste. Sin embargo, las reuniones entre las distintas delegaciones continúan y, en la parte final de la semana, se notificó una reactivación de las negociaciones.
Durante la jornada del viernes, las negociaciones fiscales en Estados Unidos sufrieron un revés significativo cuando un comité de la Cámara de Representantes bloqueó el avance del ambicioso proyecto de ley de recortes tributarios y gasto impulsado por los republicanos y respaldado por Donald Trump. La oposición provino, en este caso, de los sectores más conservadores del propio partido, preocupados por el coste fiscal del plan. Este fracaso no solo evidenció las divisiones internas, sino que también aumentó la incertidumbre sobre la sostenibilidad del déficit, que ya supera el 6% del PIB por segundo año consecutivo, un nivel históricamente alto fuera de guerras o recesiones.
Este deterioro fiscal tuvo consecuencias inmediatas: Moody’s rebajó la calificación crediticia de la deuda estadounidense de Aaa a Aa1, citando precisamente el aumento de la deuda y la falta de un plan creíble para revertirla. En resumen, la jornada del viernes estuvo marcada por un fuerte contraste: mientras el mercado celebró los avances en la distensión comercial global, el bloqueo legislativo y la posterior degradación crediticia de Moody’s revirtieron ese optimismo con los mercados ya cerrados, poniendo el foco de nuevo en los riesgos asociados a la trayectoria fiscal americana y sus consecuencias sobre la inflación, los tipos de interés a largo plazo y la estabilidad económica.
El frente geopolítico también fue intenso durante la semana. El presidente Trump anunció acuerdos millonarios con estados del Golfo Pérsico, destacando inversiones en inteligencia artificial por parte de Arabia Saudí, Catar y los Emiratos Árabes Unidos. Al mismo tiempo, señaló avances hacia un posible acuerdo con Irán, lo que provocó una caída en los precios del petróleo ante la expectativa de un retorno de las exportaciones iraníes.
En Ucrania, aunque las conversaciones entre Kiev y Moscú comenzaron sin la presencia de Putin, se han logrado intercambios de prisioneros y se ha discutido un posible alto el fuego. La pieza clave, según Trump, sería una reunión directa con el mandatario ruso. En Asia, India y Pakistán alcanzaron un alto al fuego tras un nuevo episodio de tensiones, aunque el ambiente sigue siendo volátil. Las relaciones entre Estados Unidos e India atraviesan un momento delicado, agravado por las demandas de Trump a Apple para que traslade a Estados Unidos la producción que realiza en India.
En conjunto, la dinámica global actual está marcada por una sucesión de acuerdos, distensiones y cambios abruptos que, si bien han aliviado los peores temores de los mercados, aún se desarrollan en un terreno plagado de incertidumbres. El foco parece estar girando ahora desde la crisis arancelaria a la crisis fiscal estadounidense.