Claves semanales del 2 al 6 de junio de 2025
02 de junio de 2025
3 min de lectura
La dinámica política y económica global se encuentra inmersa en un proceso de creciente complejidad e incertidumbre. En Estados Unidos, el nuevo ciclo presidencial ha estado marcado por una utilización sin precedentes de órdenes ejecutivas, que han desencadenado reformas abruptas en comercio, inmigración y finanzas internacionales. Sin embargo, esta vía de actuación ha chocado frontalmente con los contrapesos democráticos tradicionales: los tribunales y el Congreso. Las primeras medidas fueron recibidas con demandas judiciales que han prosperado en algunos casos, mientras que otras aún están pendientes de resolución. A medida que el Congreso comienza a ejercer un rol más activo, el proceso se torna más lento, sujeto a negociación y potencialmente más incierto para los mercados.
Monitor de mercado


Un ejemplo paradigmático de esta tensión institucional es la reciente sentencia del Tribunal de Comercio Internacional de EE.UU., que ordenó detener la recaudación de aranceles impuestos bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional, afectando gravemente la estrategia arancelaria del Ejecutivo. Aunque la Casa Blanca ha apelado y obtuvo una suspensión temporal del fallo, se anticipa un proceso prolongado que podría escalar hasta la Corte Suprema. Este limbo legal incrementa la incertidumbre para empresas importadoras y para las negociaciones comerciales en curso.
La administración, sin embargo, conserva herramientas legales alternativas para continuar su política proteccionista, como el uso de otras secciones del marco legal arancelario estadounidense. Mientras tanto, se multiplican las investigaciones sectoriales por motivos de seguridad nacional sobre productos como semiconductores, farmacéuticos, madera y cobre, lo que podría dar lugar a nuevos gravámenes más difíciles de impugnar judicialmente.
Las tensiones con China siguen una trayectoria similar. A pesar de la tregua arancelaria vigente hasta agosto, el gobierno estadounidense ha elevado el tono de sus acusaciones, alegando incumplimientos por parte de Pekín del acuerdo de Ginebra. En paralelo, se han anunciado nuevas sanciones contra el sector tecnológico chino. Esta escalada amenaza con reabrir un frente comercial que podría impactar negativamente en la actividad exportadora del gigante asiático.
En el plano fiscal, la aprobación por mínimo margen del proyecto de ley de reconciliación en la Cámara de Representantes ha devuelto la atención a los desequilibrios presupuestarios. Una cláusula en particular, la Sección 899, ha generado especial inquietud: permitiría gravar los ingresos obtenidos en Estados Unidos por entidades extranjeras procedentes de países considerados discriminatorios, como aquellos que imponen tasas digitales. Este mecanismo, con una tarifa inicial del 5% que puede escalar hasta el 20%, podría erosionar la rentabilidad de los activos estadounidenses y reducir la demanda por bonos del Tesoro, elevando así los tipos de interés.
Como respuesta al aumento de la presión sobre los tipos largos, varios gobiernos están virando hacia emisiones de deuda a corto plazo. Japón y el Reino Unido lideran esta tendencia, motivados por la caída de la demanda de títulos a largo plazo y la necesidad de contener los costes financieros. Sin embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos, ya que incrementa el riesgo de refinanciación, lo que podría poner a prueba la confianza de los mercados.
El desempeño económico estadounidense muestra señales contradictorias. Aunque ciertos indicadores, como la revisión a la baja del gasto de consumo y la inversión empresarial en bienes de capital, sugieren una desaceleración, otros datos recientes muestran una ligera recuperación en la confianza del consumidor, en gran parte debido a la reciente distensión arancelaria con China. Las cifras laborales proyectadas para mayo apuntan a una resiliencia continuada en el mercado laboral, con una tasa de desempleo estable en torno al 4,2%.
En definitiva, los factores políticos, judiciales y fiscales se entrelazan en un entorno volátil que exige a los inversores mantenerse alerta. La combinación de incertidumbre regulatoria, tensiones geopolíticas y presiones inflacionistas configura un escenario en el que cada decisión política puede tener repercusiones significativas sobre los mercados y la economía global.