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Claves semanales del 6 al 10 de octubre de 2025

BBVA AM España

06 de octubre de 2025

La narrativa económica y financiera global se encuentra atravesada por dos vectores principales: el auge imparable de la inteligencia artificial como motor de inversión y crecimiento, y la omnipresencia de la política, que en muchos países se traduce en tensiones fiscales y en incertidumbre institucional. Esta combinación, en la que la tecnología arrastra a los mercados mientras la política introduce fricciones, define un entorno en el que conviven el optimismo bursátil con la fragilidad macroeconómica.

Monitor de mercado

En el frente tecnológico, el dinamismo de la inteligencia artificial se ha convertido en algo más que una moda de mercado: es un factor con implicaciones macroeconómicas tangibles. La venta de acciones de OpenAI con una valoración cercana a los 500.000 millones de dólares y las operaciones corporativas en el sector —como la negociación para la adquisición de centros de datos por parte de fondos globales— reflejan un apetito inversor que no da señales de agotarse. La magnitud de estos flujos explica por qué el gasto en computación, software y centros de datos llegó a aportar cerca de un punto porcentual al crecimiento trimestral anualizado del PIB estadounidense en la primera mitad de 2025, cuando la economía en su conjunto apenas avanzaba un 1,4%. Aunque parte del hardware procede del exterior, el impacto agregado sobre la actividad es incuestionable, y se amplifica en la medida en que la demanda de capacidad informática supera a la oferta. Los grandes proveedores de servicios en la nube están aumentando sus inversiones en cientos de miles de millones anuales, con expectativas de continuidad. Así, el riesgo de una eventual contracción en la inversión en IA no sería ya un tema sectorial, sino un choque con repercusiones globales.

Frente a esta euforia tecnológica, la política introduce ruido e incertidumbre. En Estados Unidos, el cierre del gobierno iniciado el 1 de octubre interrumpe la publicación de datos fundamentales, incluidas las cifras de empleo, y genera un lastre semanal de unos 10 puntos básicos de crecimiento del PIB. Más allá de este efecto, que en su mayor parte será reversible, lo que preocupa es la utilización del cierre como palanca en la batalla partidista: los demócratas presionan para extender subsidios sanitarios y blindar acuerdos de gasto, mientras sectores republicanos amenazan con despedir de forma permanente a buena parte de la plantilla funcionarial. Si los despidos llegasen a materializarse, el golpe al mercado laboral podría sentirse a comienzos de 2026.

En Europa, las tensiones fiscales se multiplican. Francia estrena primer ministro con un objetivo de déficit del 4,7% en 2026, prácticamente igual al de su predecesor, y sin concesiones relevantes a la izquierda que podrían darle respaldo parlamentario. Alemania, pese a anunciar una expansión de la inversión pública en 2026, enfrenta dudas sobre la capacidad de ejecución, dado que gran parte del fondo especial de 500.000 millones se destinará a cubrir compromisos ya existentes, reduciendo el efecto expansivo. A ello se añade un ajuste estructural de 172.000 millones exigido por las reglas fiscales nacionales para el periodo 2027-2029, que divide al gobierno de coalición entre subidas de impuestos y recortes de gasto público. En el Reino Unido, el nuevo presupuesto abre la puerta a subidas impositivas que contradirían promesas electorales, en un contexto en el que las proyecciones fiscales parecen exigir un esfuerzo de consolidación mayor al inicialmente previsto.

En Asia, la atención se centró en Japón, donde el Partido Liberal Democrático eligió a Sanae Takaichi, su primera líder femenina, lo que la perfila como próxima primera ministra. Su victoria despeja las dudas sobre el rumbo político inmediato: la línea será fiscalmente expansiva, aunque con la promesa de responsabilidad en el gasto, priorizando apoyos a pymes, hospitales y hogares afectados por la inflación. En política monetaria, Takaichi ha defendido que el Banco de Japón mantenga una postura acomodaticia, lo que refuerza la expectativa de tipos bajos, con implicaciones de depreciación para el yen y de soporte para la renta variable, aun a costa de presionar los plazos más largos de la curva de tipos. El reto interno es mayúsculo: recomponer un partido dividido, recuperar la confianza de una opinión pública cada vez más inclinada hacia formaciones populistas y lograr acuerdos con la oposición en un parlamento sin mayorías claras.

En paralelo, China prepara su próximo Plan Quinquenal (2026–2030), donde se esperan líneas maestras para reforzar la manufactura avanzada y medidas para estimular el consumo, aún débil por el elevado ahorro y las presiones del mercado inmobiliario. La reciente decisión judicial que obliga a empresas a cumplir con las contribuciones sociales apunta en la dirección de ampliar la red de protección social y reducir la dependencia del crecimiento basado en deuda e inversión.

En el terreno geopolítico, Europa vive una situación ambigua: “no en guerra, pero tampoco en paz”, según la expresión del canciller alemán. Los episodios de guerra híbrida: drones, ciberataques y sabotajes atribuidos a Rusia buscan poner a prueba la cohesión y la capacidad de respuesta europea. En la cumbre de Copenhague, los líderes debatieron la creación de un “muro de drones” y el uso de activos rusos congelados para financiar a Ucrania, una idea jurídicamente controvertida.

En Oriente Medio, las perspectivas de paz en Gaza han ganado impulso, tras anunciar Hamas que acepta liberar a los últimos rehenes del ataque de 2023, aunque condicionando el resto del plan de paz estadounidense a futuras negociaciones. La declaración marca un cambio relevante en la postura del grupo, que por primera vez no exigió un alto el fuego permanente como condición previa. El presidente Trump celebró el anuncio y pidió a Israel que detuviera su campaña de bombardeos para facilitar la liberación inmediata de los cautivos, afirmando que se están afinando los “detalles pendientes” del acuerdo. El gobierno israelí respondió que está preparado para implementar de inmediato la primera fase del plan, aunque las autoridades reconocen que la propuesta de Hamas plantea interrogantes sobre su cumplimiento efectivo.

En síntesis, el mundo transita una etapa en la que la exuberancia tecnológica contrasta con la fragilidad política. La inteligencia artificial impulsa los mercados y sostiene el ánimo inversor, pero la estabilidad de ese ciclo dependerá de que las tensiones fiscales y geopolíticas no terminen por desbordar la confianza. Mientras tanto, el crecimiento se mantiene positivo pero desigual, con los países emergentes como principal soporte frente a la desaceleración de las economías avanzadas.